martes, 31 de julio de 2012


Anuncios clasificados

Para conseguir trabajo, ofrecer en alquiler un departamento, comprar un auto usado, vender un juego de sala usado -solamente por mencionar algunas de las búsquedas clásicas-, la sección de anuncios clasificados del periódico reviste especial importancia. Los trabajos de Eulalio Ferrer, quien fuera prestigiado publicista y connotado investigador, constituyen referencia ineludible en la consideración del tema. Junto a ofertas o requerimientos habituales están aquellos que se sitúan en una amplia gama de posibilidades: curiosos, extraños, desopilantes o misteriosos. Así nos encontramos en el Diario de México del 25 de septiembre de 1806, citado por Ferrer, con quien ha tenido que anunciar públicamente su existencia.

Don Fernando Antonio Verde, maestro sastre de fama en esta capital, tiene su obrador en la esquina del Espíritu Santo, casa del padre Espinosa; trabaja de moda y a la antigua con la mayor comodidad. Lo participa al público para que lo ocupen como antes, pues ha experimentado que no ocurren a él sus favorecedores, por haberse divulgado una voz supuesta de su muerte; siendo esta falsa, se ofrece a trabajar al gusto de los que le ocupen.

Sin mayor suspicacia es posible preguntarse si el origen del citado rumor estuvo en una desagradable confusión o en la artera estrategia diseñada por un colega en crisis laboral.

Habiendo sido elegidos por una vocación artística hay quienes no la han tenido nada fácil para ganarse la vida. Tal parece, según lo narra Roldán Peniche Barrera, el caso de Gabriel Vicente Gahona (Picheta) artista yucateco que el 13 de septiembre de 1850 publicó un aviso en la prensa ofreciéndose para “sacar retratos de cadáveres, por la suma de dieciséis pesos, llamándosele tan pronto como haya fallecido la persona”. En este caso el nicho de mercado lo constituyen las familias que quisieran contar con algún recuerdo gráfico del finado.

Los anuncios pueden ser un medio idóneo para buscar romance y no falta quien proponga un intercambio muy desigual, si no es que francamente asimétrico. Es el caso, citado por Eulalio Ferrer, publicado por Excélsior el 18 de abril de 1939:
 
Caballero feo y formal, 38 años, trabajador, desea formar hogar con señora joven, bonita y hogareña. Dar teléfono a Lista de Correos Central. México, Alberto S. López.

En este rubro hay quienes manifiestan cierto desencanto en cuanto a la época en que se vive, aclarando desde el inicio -tal vez por aquello de que el que paga manda- los requisitos que debe reunir quien responda al llamado. Un ejemplo de ello lo proporciona Fabrizio Mejía Madrid              

Busco mujer morena, mexicana, católica y discreta con quien mantener relación amistosa con fines matrimoniales. Soy efectivo norteamericano de la base de San Diego, decepcionado de la liberación sexual y con deseos de viajar. Fotografía imprescindible (The San Diego Union, octubre de 1990).

Quien crea que la moda de la cirugía estética se origina en años recientes ante la irrupción de nuevos patrones de belleza, podrá reconocer su equívoco en el anuncio, citado por Eulalio Ferrer, publicado en El Universal el 11 de enero de 1941.

Señora: No despierte usted la compasión de sus amigos y la alegría de sus enemigos, con esa figura decrépita y cansada. Corrija obesidad, caída de pelo, flaccidez de senos y esas arrugas de su cara. Consultas gratis los lunes, miércoles y viernes en Serapio Rendón 88, departamento 41. Altagracia Miraval.

De esta manera es posible advertir que a mediados del siglo XX ya estaba presente la publicidad agresiva desplegada por quien ofrece (¿médico?) el servicio aludiendo a “la compasión de los amigos y la alegría de los enemigos...”

Afirma el dicho que hay clientes para todo y ello parece confirmarse en que no falta el que procura vender un auto muy deteriorado, por decir lo menos, a quien esté buscando un radio. De ello da cuenta el anuncio, citado una vez más por Eulalio Ferrer, publicado en El Heraldo de México el 4 de julio de 1972.

Datsun 1964, baratísimo. Pintura mala, motor cansado, vestidura regular, radio perfecto. Américas 173, departamento 203, colonia Moderna. 539-94-32.

No puede dejar de reconocerse la sinceridad del ofertante al no intentar hacer pasar gato por liebre.

Es posible que algunos desempleados (a quienes en ocasiones se ve en los bancos de las plazas públicas consultando el periódico del día en búsqueda de una chamba que aliviane la vida) al no encontrar el anuncio esperado, deriven a la lectura de otro tipo de ofrecimientos que podrían empeorar aún más su ya de por sí complicada situación. En ese entorno aparece la tentación de acabar con los pocos pesos que quedan, en una casa de masajes eróticos o comprando algún amuleto que permita dejar atrás la mala racha. De este tipo es el anuncio citado por Fabrizio Mejía Madrid y publicado en 1994.

Cuentan que cuando murió el supermillonario griego Aristóteles Onassis, sus familiares y amigos más íntimos descubrieron un pequeño cofre guardado celosamente en su caja fuerte, empotrada en un lugar de difícil acceso en su gigantesca mansión. Fue enorme la sorpresa cuando descubrieron dentro de ella una cantidad de amuletos y talismanes que Onassis había acumulado a lo largo de su vida. Entre ellos estaban las 5 Manos de la Suerte y la Riqueza. Después se supo que él creía que la riqueza y la buena suerte no venían solas. Estaba convencido de que había reunido tanto dinero gracias a la ayuda de esos pequeños objetos que él había acumulado año tras año.
Ahora se sabe que los amuletos en forma de mano y que llevan un color son los más potentes del mundo para atraer la buena suerte que uno desee. Las 5 Manos de la Suerte y la Riqueza son de origen oriental, bellamente diseñadas y acabadas. Cada una de ellas lleva un triángulo de distinto color y se acompaña del Método Secreto Para Hacer Pedidos.
Usted tiene deseos incumplidos. Quiere que esos deseos se le hagan realidad. ¿Son algunos de éstos? Tener una casa nueva, comprarse un televisor de color, encontrar el amor de su vida, lograr armonía familiar y comprarles a sus hijos lo que ellos siempre le pidieron, tener un negocio propio, hacer un largo viaje, cambiar sus muebles, comprarse un auto nuevo, al fin poder tener una videocasetera, tener la ropa que siempre quiso, encontrarse un maletín lleno de dinero, ganar miles de pesos en el Melate o la Lotería, ganar en las carreras de caballos, progresar en su trabajo, poder ayudar a sus padres y familiares... ¡Pídalo ya. Precios del año pasado!

Sin duda todos tenemos necesidad de ser escuchados y en estos tiempos no resulta fácil contar con esa oportunidad, ya sea por la soledad de unos como por la prisa de otros. Esto lo sabe muy bien el anunciante, nuevamente citado por Ferrer, que ofrece sus servicios en El Universal del 2 de junio de 1987.

¿No tiene quién le escuche? Caballero confiable platica con usted. Lugar público, Costo 7,000 pesos, 50 minutos. Citas lunes-viernes, 15.15, 15.45. Al 516-28-99.

En relación a lo anterior llama la atención que la duración del encuentro con el escuchador profesional es similar al de las sesiones de psicoterapias (exceptuando a algunos seguidores de Lacan). ¿Se trataba de un principiante o de alguien experimentado que, desconfiando de la eficiencia de tratamientos clásicos, optó por explorar otra alternativa? Es posible suponer que este servicio se difundiría -al igual que sucede con otros vínculos profesionales- por medio de que los clientes/pacientes lo recomendaran a sus amistades con argumentos del tipo de: “¡si vieras que buena escucha que tiene…!” Por otra parte, ¿cuál sería ese lugar público idóneo para las sesiones de escucha?, ¿el café La Habana en la avenida Bucareli?, ¿un banco del parque México?, ¿una mesa en el Sanborn’s de los Azulejos? Finalmente no es difícil imaginar que al llegar a su casa después de un día de trabajo agotador, el escucha profesional tuviera la necesidad compulsiva de hablar, por lo que su esposa, hijos, o algún otro, deberían convertirse a su vez en escuchas atentos, aunque sin percibir los $ 7.000 estipulados en el arancel profesional.

En síntesis, esta sección del periódico (conocida de diversas maneras: anuncios clasificados, avisos de ocasión, anuncios por palabras, avisos oportunos) pone de manifiesto la diversidad de ofertas y pedidos al tiempo que constituye  fiel reflejo de su tiempo. Edmundo González Llaca profundiza en el tema y enuncia algunos ejemplos significativos.

El capitalismo —señalaba Carlos Marx con un profundo dejo de ironía— se nos presenta como un gran arsenal de mercancías, y quizás la mejor prueba de esta aseveración es El Aviso de Ocasión. Efectivamente, al leer esta sección del periódico pareciera que en nuestro mundo todo pudiera comprarse, venderse, rentarse, no obstante si analizamos con atención los anuncios, descubrimos al hombre más allá de su rasgo exclusivamente mercantil.
En medio del que compra oro y plata en piezas, o cajas fuertes antiguas, contrasta el que divulga, “Doy gracias al Espíritu Santo por favor recibido, gracias a su oración”. El que escribe agresivo: “Es guapa, bien presentada, le gustan las relaciones públicas y quiere salir de la mediocridad. Acuda a...” El que anuncia misterioso: “Personal para trabajo no convencional, medio tiempo, $ 80,000.00 superables, excelente presentación. Hable al tel...”
En medio de ese horrible masacote de letras no podía faltar el surrealismo nacional o la crueldad: “La Agencia Cenicienta tiene las mejores cocineras, recamareras...” (...)
La moderna y dinámica actitud de la mujer frente a sus relaciones con el hombre, la descubrimos en otro poético anuncio: “Juan, cuando hace dos años me abrazaste, aquella sola noche de campaña, pariste una nueva piel que aún me abriga. Dos años es todo. Tiempo en que hemos hecho la vida, hallado los sueños y las formas. Cotidianeidad difícil de vencer, lágrimas y destiempo asimilados. Hoy sigo pensando que vale la pena, puedo volver a pronunciar mis votos de deseo, verdad, permanencia. Isabel”.
Cambian las mercancías pero no algunos valores humanos que parecen eternos. Diógenes cayó en poder de unos piratas; para ponerlo a la venta como esclavo le preguntaron qué sabía hacer, y contestó: “Una sola cosa: mandar”. Dicen que fue comprado rápidamente. 23 siglos después leemos en El Aviso de Ocasión: “Requerimos personas con experiencia y don de mando para proyectarlos como gerentes divisionales...” “Solicito vigilante con espíritu de servicio y autoridad”. Nomás.
Finalmente, el amor, siempre el amor y sus misterios: “Blanca Estela, te deseo la mayor de las dichas por todo lo que me has dado, te quiero mucho, Pepe. Perdón por el retraso”. ¿Por qué se habrá retrasado Pepe? ¿Qué le habrá dado Blanca Estela? En fin, todo lo que hace cada hombre es un microcosmos; ni el capitalismo ni El Aviso de Ocasión, pueden ocultar las miles de facetas de este hermoso e inquietante fenómeno que es la vida.

Todo parece indicar que en este mundo en permanente cambio y transformación, el viejo aviso de ocasión goza de muy buena salud. Tan es así que han surgido publicaciones en que los anuncios abandonan su lugar marginal para convertirse en centro, negándose a convivir con primeras planas, editoriales, crónica roja, caricaturas, secciones culturales, sociales, económicas, deportivas, etc. Muchas de estas variantes supieron adaptarse a los cambios tecnológicos y hoy viajan por Internet.

Es posible predecir larga vida a los anuncios ya que siempre habrá quien busque trabajo, remate por viaje sus pertenencias, ande en búsqueda de una jaula, requiera un operario, busque pareja, y tantos etcéteras. Son muchos los que aún lanzarán su botella al mar con la esperanza de que llegue a buena orilla.

1 comentario:

Luis Tamiche dijo...

Si alguna vez has tenido la necesidad de poner un anuncio de segunda mano, seguro que te has hecho la siguiente pregunta: ¿Cómo puedo conseguir que mi anuncio sean leído por más gente?